EL IMPACTO POTENCIAL DE LAS PRUEBAS DE ALTAS CONSECUENCIAS
Algunas personas apuestan por sistemas de rendición de cuentas de altas consecuencias otros se oponen rotundamente.
Creo que es necesario discutir el asunto. Frente a una evaluación se pueden tomar dos acciones. Una primera, invitar a los interesados a que mejoren sus prácticas de manera que mejor crean conveniente sin que medie sanción o incentivo alguno, la otra es hacer efectiva un tipo de sanción positiva o negativa. Generalmente se viene discutiendo el tema respecto al maestro. Yo me opongo rotundamente a condicionar el pago de un maestro al grado de aprendizaje de los alumnos en pruebas estandarizadas, hay maneras de generar rendición de cuentas sin caer en reduccionismos que traen más efectos perversos que éxitos. Pero ¿en cuanto al alumno? ¿No sería interesante generar un tipo de responsabilidad por su propio aprendizaje?, es decir, ¿debe rendir cuentas de su propio trabajo en la escuela, digo ‘trabajo’ con clara intencionalidad, y asumir un cierto nivel consecuencias?
Es por esta segunda acción que invito a reflexionar ¿Qué pasaría si en el Perú al finalizar los estudios los estudiantes, debidamente preparados años antes, son sometidos a evaluaciones de las que dependerá en parte su certificado de egreso de la secundaria, y por tanto, condicionará su acceso a educación superior y a un puesto de trabajo? Dos panoramas: el joven o la joven se puede desanimar y desertar mucho antes la escuela, pero para esto la escuela debería estar preparada y el estado, región y localidad deberían de desarrollar todo un sistema de aliento y acompañamiento a los chicos y chicas que presentan dificultades; el segundo panorama los jóvenes asumen la responsabilidad de su propia formación y aumentaría el esfuerzo por su propio aprendizaje así como la exigencia porque sus docentes les ofrezcan una enseñanza de calidad, con la consecuente mejora de la calidad de los aprendizajes. Esto sumado a todos los otros factores que se vienen planteando para la reforma.
A continuación los invito a leer un interesante fragmento en el que Laurence Wolff, consultor del PREAL en el documento “Los costos de las evaluaciones de aprendizaje en América Latina” analiza lo positivo de las evaluaciones de altas consecuencias para alumnos:
“Las pruebas de altas consecuencias a nivel de la secundaria, o exámenes de fin de curso basados en el currículo, determinan si un estudiante se graduará de un nivel particular de educación y puede tener impacto en sus opciones de educación superior. Esto es común en países tan diversos como Gran Bretaña, Francia, Dinamarca, Japón, Corea del Sur, Holanda y Alemania. Son distintos a los exámenes de ingreso universitario porque son universales, necesarios para graduarse y se basan en el currículo. Hay evidencia internacional creciente que las pruebas de altas consecuencias diseñadas para certificar a los estudiantes que han culminado satisfactoriamente sus estudios secundarios pueden por sí mismas incrementar el nivel de logro de aprendizaje. Tres estudios recientes (Bishop 1997, 2003 y Woessman 2000) concluyeron que las pruebas de altas consecuencias incrementaban el aprendizaje a nivel de la secundaria. De los 40 países que participaron en la prueba internacional TIMSS, los países con pruebas nacionales de altas consecuencias generalmente obtuvieron puntajes más altos que aquellos que no las tenían. En Estados Unidos, estados con ese tipo de pruebas, como Nueva York (el examen Regents al final de la secundaria), tienen mejores resultados que los estados sin exámenes de altas consecuencias. Estos resultados son independientes de los gastos por estudiante. Estas conclusiones son advertidas cada vez más en Estados Unidos. Por ejemplo, el Scholastic Aptitude Test (SAT) en Estados Unidos está basado cada vez más en logros reales antes que en destrezas de aprendizaje “general”, que es una manera de incrementar las “consecuencias” del aprendizaje de la secundaria. Además el Advanced Placement Exam del Servicio de Evaluación Educativa (ETS) de Estados Unidos, que también es una prueba de altas consecuencias para los estudiantes de secundaria que buscan entrar a los colleges y universidades de élite, se está volviendo cada vez más generalizado en Estados Unidos. Todos los países caribeños angloparlantes tienen exámenes de altas consecuencias, no así la mayoría de los países latinoamericanos de la región. Las excepciones son Costa Rica y República Dominicana, donde una prueba rendida al final de la secundaria pesa por lo menos 25% en la nota final del estudiante, y El Salvador, donde la Prueba de Aptitudes para Egresado de Secundaria (PAES) determina 20% del calificativo final. Todavía no hay evidencias de que los estudiantes de estos países se desempeñen mejor que lo esperado debido a estos exámenes. Chile ha empezado a considerar evaluaciones de altas consecuencias al final de la educación secundaria y el Consejo Nacional del Perú ha propuesto que se considere seriamente esta opción. Este informe no aporta datos sobre los costos de estas pruebas, con excepción de ICFES. Es posible que las pruebas sean relativamente caras, pero la recompensa en términos de logros de aprendizaje puede ser significativa.
Las evaluaciones de altas consecuencias tienen riesgos obvios. Se debe cuidar que las pruebas estén diseñadas para enfatizar aprendizajes de alto nivel, antes que la memorización. También se debe asegurar que los estudiantes no abandonen los estudios antes del examen de altas consecuencias. Esto ocurrió hace unos años en Texas, aunque se reporta que las deserciones escolares se han estabilizado (Carnoy y Loeb 2003). También existen reportes anecdóticos de deserciones previas a las evaluaciones en el Caribe angloparlante. Una variación de las evaluaciones de altas consecuencias usada en Estados Unidos son los exámenes de “competencia mínima”, en los cuales todos los estudiantes deben alcanzar un “piso” de aprendizaje para poder graduarse. La evidencia disponible hasta ahora (ver Bishop 1997) es que los exámenes de competencia mínima no tienen un impacto observable sobre el aprendizaje y pueden producir un incremento en la tasa de deserción escolar.” Wolff, L. (2007). Los costos de las evaluaciones de aprendizaje en América Latina. Washington, DC: PREAL, pp.33-34, Descargar
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